Consecuencias y aspectos geológicos del terremoto de Japón.

Geología del terremoto de Japón de 2011 - USGS
Geología del terremoto de Japón de 2011 - USGS

Situación geológica de Japón

La zona del seísmo de magnitud 9 que tuvo lugar el pasado 11 de marzo es un área en la que se produce una subducción de la placa del Pacífico bajo la placa de Norteamérica, la cual se denomina fosa de Japón. Este tipo de choque entre placas es el que origina los mayores movimientos sísmicos conocidos. Terremotos como el de Sumatra de diciembre de 2004 o el de Chile de febrero de 2010 se situaron en zonas de subducción.

Geología del terremoto de Japón: 500 kilómetros de falla desplazados

Además, los movimientos telúricos de esta magnitud suelen tener características y consecuencias similares.
En primer lugar el área de ruptura de la falla, es decir la zona de la falla que se mueve en un único evento, se sitúa en varios cientos de kilómetros, aunque el origen se sitúa en un punto y después se propaga por el resto de la falla. En el caso del terremoto de Japón el área de falla que se movió tuvo unos 400 kilómetros de longitud por unos 100 kilómetros de ancho y se sitúo frente a las costas del norte de la isla de Honshu, donde se encuentra la ciudad de Sendai, la más afectada por el seísmo y el tsunami, y la ciudad de Tokio.
El desplazamiento que se produjo como consecuencia del seísmo fue de hasta 40 metros en algunos puntos de la falla frente a la costa de Japón según el USGS, que comenta también que la costa del noreste de la isla de Honshu se hundió unos 75 centímetros.

Magnitud del terremoto de Japón revisada: 9 grados

Es común, también, que en eventos sísmicos tan fuertes la magnitud se vea aumentada después de que se revisen los datos de forma manual tal y como ha ocurrido con el terremoto de Japón, que en un principio obtuvo una magnitud de 8,9 grados según el Servicio Geológico de Estados Unidos y que dos días después y con más datos sobre el fenómeno geológico, sitúan la magnitud del seísmo en 9 grados, o incluso en 9,1 según la escala utilizada.

El seísmo de Japón es uno de los cinco mayores registrados

De esta forma, el fuerte movimiento sísmico que sufrió Japón el 11 de marzo de 2011 es uno de los cinco mayores registrados desde 1900 y se coloca como el cuarto según la energía que ha liberado, empatado con el terremoto de Kamchatka de 1952 que tuvo también una magnitud de 9 grados.

La isla de Honshu se mueve como consecuencia del terremoto

Fruto de esa fuerza generada por el sismo la isla de Honshu se ha movido 4 metros hacia el este respecto a su posición antes del terremoto según la ESA.
Además, este tipo de seísmos, a veces llamados megaterremotos, suelen tener una duración mucho mayor que terremotos de menor magnitud. Así, si generalmente un movimiento sísmico de intensidad media puede durar unos segundos, los terremotos con magnitudes próximas a 9 o superiores llegan a durar varios minutos debido a que el movimiento de la falla debe propagarse a lo largo de cientos de kilómetros. El de Japón tuvo una duración de unos 2 minutos aunque los ajustes posteriores de la falla duraron más tiempo.
El megaterremoto en Japón originó un tsunami
La consecuencia inmediata del terremoto de Japón, al igual que en otros seísmos similares, es la generación de un tsunami destructivo que llegó a superar los 10 metros de altura. Los maremotos están compuestos por varios trenes de olas que pueden estar llegando a la costa durante horas e incluso el mar puede continuar agitado durante varios días en la zona.
Gracias a los depósitos que generan los tsunamis, se pueden conocer sucesos pasados. De esta forma, se conoce que un terremoto similar con consecuencias parecidas tuvo lugar en la misma región hoy afectada en el año 869.

Consecuencias del terremoto de Japón: cambios en el eje terrestre

El eje de rotación de La Tierra también se ha visto afectado por el fuerte seísmo y podría haberse movido unos 16 centímetros según las lecturas realizadas. Esto tiene una segunda consecuencia que es el acortamiento del día, aunque en una magnitud que es apreciable únicamente mediante aparatos especiales.
Estos datos sobre la variación del eje terrestre reflejan la gran cantidad de energía liberada por el terremoto y es que el cambio originado por el movimiento sísmico de Japón en el eje de rotación del planeta se sitúa como el segundo en intensidad, tan solo por detrás de los cambios originados por el terremoto de Chile de 1960.
Sin embargo, no tiene mayores consecuencias ya que las variaciones en el eje terrestre ocurren de forma habitual.

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